Vienen, van, de vez en cuando se paran y cuando se paran son negras como el cuervo, y parece que te miran con mal de ojo.
A veces son blancas y corren y toman la forma de la garza o de la oveja o de algún otro animal, pero esto lo ven mejor los niños, que juegan a correr tras ellas durante muchos metros. A veces, te avisan con ruido antes de llegar, y la tierra tiembla y los animales enmudecen.
Vienen, van, vuelven e incluso se paran tantos días, que dejas de ver el sol y las estrellas, y te parece que no conoces ya el lugar donde estás.
Vienen, van, por una verdadera, mil son falsas y se ponen ahí entre nosotros y el cielo, para dejándonos solamente un deseo de lluvia.
OCHOCIENTOS
Cántame de este tiempo el hastío y el descontento, de quien está a sotavento y no quiere sentir el olor de este motor, que nos lleva hacia delante a casi todos, varones, hembras y cantantes sobre una alfombra de dinero contante, en el cielo azul.
Hija de mi familia eres la maravilla, ya madura y aún pura como la verdura de papá.
Hijo bello y audaz, bronce de Versace, hijo siempre más capaz, de jugar en bolsa, de estuprar de prisa,
y tú, esposa de las largas mallas, de los mil antojos, experta en antiguallas, cajitas de plata te regalaré.
Ochocientas, novecientas, mil quinientas cajitas de plata de finales del setecientos, te regalaré.
Cuántas piezas de recambio, cuántas maravillas, cuántos artículos de intercambio, cuántas bellas hijas por casar y cuántas bellas válvulas y pistones, hígados y pulmones
y cuántas bellas bolas por rodar y cuántas bellas trillas en el mar.
Hijo, hijo, pobre hijo, eras bello, blanco y bermejo, qué enredo te ha perdido en el Canal. Hijo , hijo, único error, anegado como un conejo para herirme, apuñalarme en el orgullo, a mi , a mi que te trataba como un hijo, pobre de mi, mañana irá mejor.
Una pequeña vinagreta, espléndido matrimonio, col y fresas, y lapas y almejas pescadas en Zanzíbar, y algunos krapfen antes de dormir, y despertarse con un vals, y un alka-seltzer para olvidar.
DON RAFFAÈ
Yo me llamo Pascual Cafiero y soy brigadier de prisiones , oje ne` . Yo me llamo Cafiero Pascual, estoy en Poggio Reale desde el 53.
Y al centésimo cerrojo, por la noche me siento un despojo, por suerte que en el brazo especial hay un hombre genial que habla conmigo. Todo el día con cuatro infames , bandidos, chuloputas, cornudos y arrastrados. Todo el tiempo con esta pestilencia que escupe, amenaza y se la pilla conmigo. Pero al final me adecento papal, me desabrocho y me leo el periódico, me aconsejo con Don Rafael, me explica que pienso y bebemos el café.
Ah, qué bueno el café, también en la cárcel lo saben hacer, con la receta que tiene Ciccirinella, compañero de celda y que le dio su mamá.
Primera página veinte noticias, veintiuna injusticias y el estado qué hace, se consterna, se indigna, se empeña, después tira la toalla con gran dignidad. Me scervello y me seco la frente, por suerte hay quien me responde, a aquel hombre selecto e inmenso, yo pido consenso a don Raffaè
A un hombre de bien, que tiene seis hijos, solicita una vivienda y le dan solo consejos, mientras el concejal, que Dios lo perdone, dentro de las rulotes cría visones. A usted le bastaría solo con un gesto o con una palabra, para que a este Cristo le quitaran su cruz. Con respeto, ya son las tres: "¿Quiere el zumo o prefiere el café?".
Ah, qué bueno el café, también en la cárcel lo saben hacer, con la receta que tiene Ciccirinella, compañero de celda y que le dio su mamá.
Aquí solo hay inflación, devaluación y la bolsa es de quien es. Yo no vivo de herencia sino de un sueldo ajustado y de los juegos de azar si sueño con papá. Añadid a mi hija Inocencia, que quiere marido y no tiene paciencia. No pido la gracia para mí ; "¿Le afeito la barba o lo hace usted?".
Usted que tiene un abrigo camello que al maxiproceso era el más bello. Un traje de color marrón, así nos pareció en la televisión. Para esta boda os ruego Excelencia me lo prestase para vestir con presencia, ya tengo los zapatos y el chaleco, "¿Gusta un Campari o desea el café?.
Ah, qué bueno el café, también en la cárcel lo saben hacer, con la receta que tiene Ciccirinella, compañero de celda y que le dio su mamá.
Aquí ya no hay decoro, las cárceles de oro quién sabe dónde estarán, pues las de por aquí están deprimentes y por eso los delincuentes gozan de inmunidad.
Don Rafael políticamente, se lo juro usted sería un santo pero aquí dentro usted debe pagar y fuera los otros viviendo como un pachá. A propósito, tengo un hermano que desde hace quince años está parado, que ha hecho cuarenta concursos, noventa solicitudes y doscientos recursos. Usted que da conforto y trabajo, eminencia le beso, le imploro, que duerme con mamá y conmigo..., "¡qué crema de Arabia, qué es esto café!" .
EL DOMINGO DE LOS RESTOS MORTALES
Tentó la fuga en tranvía, hacía las seis de la mañana, de la botella de horchata donde flota Milán, no fue difícil seguirlo. El poeta de la Baggina, su alma encendida, emitía luz de bombilla, le incendiaron su cama en el camino de Trento. Logró salvarse de su barba un petirojo de combate. Los polacos no murieron rápido y de rodillas en los últimos semáforos, recomponían el maquillaje a las rameras del régimen, lanzadas hacia el mar. Los traficantes de jaboncitos dirigían sus panzas hacia el este, quien se convertía en el noventa, no era dispensado en el noventa y uno. La mona del cuarto Reich bailaba la polca sobre el muro y mientras trepaba le vimos todos el culo. La pirámide de Keops quiso ser reconstruida en aquel día de fiesta, bloque por bloque, esclavo por esclavo, comunista por comunista El domingo de los restos mortales, no se escucharon disparos, el gas exultante presidía las calles. El domingo de los restos mortales se llevó consigo todos los pensamientos y las reinas del "tua culpa" abarrotaban las peluquerías. En la soleada cárcel patria, el segundo carcelero dijo a "Bigotes de Sebo" que era el primero: "se puede hacer mañana al amanecer" y se enviaron mensajeros, infantes, caballos, perros y un borrico para anunciar la amputación de la pierna de Renato Curcio, El Carbonero.
El ministro de los temporales en un tripudio de trombones, deseaba democracia con el mantel en las manos y las manos en los cojones : "Quiero vivir en una ciudad donde a la hora del aperitivo no haya derramamientos de sangre o de detergente.". Ya bien entrada la noche , yo y mi ilustre primo De Andrade, éramos los últimos ciudadanos libres de esta famosa ciudad civil porque teníamos un cañón en el patio. El domingo de los restos mortales nadie se hizo daño, todos a seguir el féretro del difunto ideal..El domingo de los restos mortales se escuchaba cantar :"Qué bella es la juventud, no queremos envejecer jamás".Los últimos viandantes se retiraron a las catacumbas, encendieron la televisión y nos miraron cantar durante una media horita, después no mandaron a tomar por culo. Vosotros que habéis cantado sobre trampolines y de rodillas, con los pianos en bandolera disfrazados de pinocho, vosotros que habéis cantado para los longobardos y para los centralistas, para el Amazonas y por la pecunia, en grandes carpas portátiles
y en los padres maristas, vosotros que tenéis voces potentes, lenguas entrenadas para haceros escuchar, vosotros teníais voces potentes adaptadas para "el tomar por culo".
El domingo de los restos mortales, los adeptos a la nostalgia, acompañaron entre las flautas el cadáver de la utopía. El domingo de los restos mortales fue un domingo como tantos, al día siguiente había señales de una paz terrorífica mientras el corazón de Italia ,desde Palermo hasta Aosta , se inflaba en un coro de vibrante protesta.
MEDICO, MEDICO
Y yo y yo y yo ,ir ir, y salir al aire, sudar, sudar, y el corazón, el corazón, el corazón arrastrarlo, hasta coger, coger el tren, el tren y en el túnel, la gente entra en la oscuridad, sale enferma, mierda de farmacéutico y en el estrecho te miran, te preguntan quién eres, el patrimonio y la profesión que para ellos el viajar no lo es, después te toca un portero viscoso y una habitación húmeda y en la otra habitación las putas dan el menú y tú con unas ganas que no quieres, a tirar la Biblia en la pared, cerrar a llave también la ventana y a enroscarte sobre el corazón.
Uh médico, médico, médico mío, medicón, uh baja, baja del sillón.
Una silla dura, tonto pastelero, una masa que suda y le falta la sal, todos chupadores de raspas, desde el comilón hasta el último si te descuidas te ves con el culo al aire.
Y a estar fuera se corre el riesgo que te toque una pasión por una carita de Virgen que te descoloca la cómoda, un amor nunca en exclusiva, siempre con algo que pagar, una señorita que bajo la cola tiene el agujero de señora.
Uh médico, médico, médico mío, medicón, uh baja, baja del sillón.
Uh que carajo de contrato me harías hacer, uh que a fuerza de tomar el aire se va al hospital.
Y yo y yo y yo no ir, no ir, estar aquí, estar aquí, estar aquí, dormir, dormir.
Y yo y yo y yo no ir, no ir, estar aquí, estar aquí, estar aquí, soñar.
LA NUEVA CELOSÍA
Ventana con esta nueva celosía, toda brillante de clavos de oro.
Tú me escondes, mi nenita ,bella mía, déjamela ver, si no muero.
LA CIMA
Te despertarás con el añil de la mañana, cuando la luz tiene un pie en tierra y el otro en el mar. Te mirarás en el espejo de una cazuela, el cielo se mira en el espejo del rocío.
Pondrás la escoba (de zahina) usada (usurada, endurecida) en una esquina, que si por la chimenea se desliza en la cocina la bruja, a fuerza de contar los pelos de la escoba, la cima estará ya llena, estará ya cosida. Cielo sereno, tierra oscura, carne tierna no te pongas negra, no te vuelvas dura. Bella almohada, colchón de todas las bondades divinas, antes de bautizarla en las hierbas aromáticas, con dos gruesas agujas derechas, de punta, de arriba abajo, rápido, la pincharás. Aire de luna vieja, de claridad de niebla, que el clérigo pierde la cabeza y el burro el sendero. Olor de mar mezclado con mayorana ligera : "¿qué otra cosa hacer?, ¿qué otra cosa dar al cielo?". Cielo sereno, tierra oscura, carne tierna no te pongas negra, no te vuelvas dura y en el nombre de María todos los diablos de esta olla "iros". Después, vienen a cogértela los camareros, te dejan todo el humo de tu profesión. Toca al soltero el primer corte. "Comed, comed, no sabéis quien os comerá". Cielo sereno, tierra oscura, carne tierna no te pongas negra, no te vuelvas dura y en el nombre de María, todos los diablos de esta olla "iros".
MONTES DE MOLA
En los montes de Mola, muy de mañana, una burra de pelo claro pastaba. En los Montes de Mola, muy de mañana, un joven moreno y robusto cortaba ramas. Y sus ojos se encontraron mientras buscaban agua, y el agua goteó de los hocicos junto a las babas, y la burra tenía los ojos del color del mar. Y a él, de las fosas nasales, le salía El Maestral.
Y ella rebuznaba encantada: " Ea ea ea ea" . Él le respondía pronunciando mal: " Ea ea ea ea ". Oh bella mía, la burra luna, la bella mía, cojín de lana. Oh bella mía, blanca fortuna. Oh bello mío, me enciendes los ojos, mi bello carnaval de besos. Oh bello mío, me coses el corazón. Amor grande, por primera vez, la abeja chupa toda la miel de este mirto. Amor niño de todas las horas, de almizcle el badajo de este corazón. Pero nada se puede hacer, nada ,en Gallura, que no lo vengan a saber en una hora. Y sobre el puente, una fea vieja escondida entre las frascas llorando y mirando decía para si con las babas en la boca: " Dichosa ella, madre mía qué hermoso varón, dichosa ella, joven y moreno, dichosa ella. Yo muero sola, dichosa ella, lo recuerdo bien, dichosa ella, más de una vez, dichosa ella, vejez inválida".
Amor grande, por primera vez la abeja chupa toda la miel de este mirto. Amor niño de todas las horas, de almizcle el badajo de este corazón.
El pueblo entero se engalanó para la boda. El mismo párroco entró en su traje, pero no consiguieron casarse, la burra y el hombre, porque según los documentos resultaban
primos hermanos.
Y ella rebuznaba encantada: " Ea ea ea ea" . Él le respondía pronunciando mal: " Ea ea ea ea ".
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ARGUMENTO DE LAS CANCIONES
LAS NUBES
Canción que da título a todo el trabajo y que es una referencia a una obra con el mismo nombre escrita por Aristófanes. Dos voces de mujer, una anciana y otra joven, con acento sardo, representando la madre tierra, dialogan sobre la naturaleza de las nubes, símbolo de los poderosos de las finanzas, de la política, de la industria...que impiden al pueblo ver la luz del sol, es decir, la verdad. Poderosos que, como las nubes, deciden por encima de nosotros, a los que estamos sometidos y que tantas veces nos dejan solo ganas de llorar (ganas de lluvia).
El zumbido inicial de las langostas sirve de marco a la primera parte del trabajo (se oye nuevamente cuando concluye ésta).
OCHOCIENTOS
Inmerso en la sociedad capitalista de los status symbols, de objetos de consumo inútiles, de movimientos frenéticos, donde las relaciones se basan únicamente en lo económico y en el dar-recibir, esta canción nos habla con ironía y sarcasmo de un acomodado burgués del norte de Italia y de las maravillas que posee: Un hija ya madura y aún pura, un hijo bronce de Versace siempre más capaz de estuprar, una esposa experta en antiguallas.
DON RAFFAÈ
En un dialecto napolitano macarrónico, la canción nos habla de la relación que se estable entre Pasquale Cafiero, funcionario de prisiones de la cárcel napolitana de Poggio Reale, y un interno del centro penitenciario, Don Raffaè , boss de la camorra, que pese a estar en la cárcel, continua ejerciendo su poder y cumpliendo funciones que le corresponderían más al estado.
EL DOMINGO DE LOS RESTOS MORTALES
En esta canción, en tono duro, sarcástico y de denuncia, se nos presenta un retrato de Italia y del mundo occidental en general, a finales de los años ochenta tras la caída del muro de Berlín. Es el momento en que definitivamente han caído las utopías, las esperanzas de logra una sociedad más solidaria. Con una serie de imágenes, muchas veces metafóricas, Fabricio en un tono casi apocalíptico y desilusionado nos presenta una sociedad occidental terroríficamente capitalista, insolidaria, descerebrada, oligárquica , irresponsable, violenta, esclavizadora y banal.
La instrumentación de la canción es parca (guitarra, violín y kazoo) con el objeto de resaltar aún más el texto.
La canción termina con un zumbar de langosta lo cual ha sido interpretado de dos formas diferentes: metáfora de una sociedad que persevera en su irresponsabilidad o como una forma de expresar que cualquier protesta se reduce a un inútil y monótono zumbido de fondo al que nadie echa cuentas.
LA NUEVA CELOSÍA
Es una canción napolitana anónima ,escrita en el setecientos, y en donde se nos cuenta como una celosía puesta en una ventana, impide a un enamorado ver a su amada. Probablemente, se tratase de un aria incluida en una opera teatral. Cuenta Fabrizio que siendo un niño la oyó cantar a Roberto Murolo y quedó fascinado.
MEDICO MEDICÓN
Es una larga protesta, en genovés, de un enfermo imaginario hacia su médico. En ella el enfermo desea no levantarse de la cama, no salir al mundo porque ve a éste como algo peligroso, con gente siempre dispuesta a robarte en cuanto te descuides, a engañarte, a hacerte preguntas indiscretas sobre tu patrimonio, tu profesión, o donde enamorarse puede tener consecuencias muy desagradables. Por todo ello, nuestro paciente decide que es más sano quedarse en la cama , quizás soñando con un mundo mejor.
LA CIMA
En esta canción, cantada en genovés, un cocinero profesional, desde la cocina de algún restaurante de la región de liguria , nos cuenta de una forma poética, entre conjuros y personajes mágicos como la bruja, el proceso de elaboración de un plato típico de la cocina genovesa como es "La Cima". Una vez cocinada, los camareros la cogerán y la servirán a los clientes del restaurante, no sin cierto malestar del cocinero, que ve como le arrebatan algo preparado con tanto mimo y cuidado.
La Cima consiste en un bolsillo de tripa de ternera que se rellena con distintas carnes picadas y troceadas de este animal, ajo, guisantes, piñones, mayorana, perejil, setas, huevo y queso. Una vez lleno el bolsillo de la tripa de ternera "bella almohada, colchón de todas las bondades" , se cose su apertura y se cuece en un caldo de verduras. Posteriormente, se saca y se deja enfriar. Se sirve a rodajas.
MONTES DE MOLA
En esta canción, cantada en Sardo, dialecto de la tierra de adopción de Fabrizio, la otra orilla de la región lígure, se nos narra el amor entre un joven moreno y una burra de pelo claro. Ambos deciden casarse pero se lo impide con el pretexto "burocrático" de que , según los documentos, son primos hermanos.